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17.Feb.2016 / 08:32 am / Haga un comentario

El reciente brote del virus Zika está sirviendo para revitalizar industrias en franca caída y a la vez cumplir con dos objetivos que oxigenan el cadáver del sistema capitalista: matar y vender.

Cada sector del comercio mundial busca su forma particular de salir del foso financiero en el que se hunden cada vez más debido al descalabro de la economía mundial. No es diferente para uno de los sectores que genera grandes ganancias a un sinfín de transnacionales en el mundo.

Por ejemplo, para sobrevivir a la crisis económica estadounidense, Pfizer, la más grande corporación farmacéutica del planeta, decide fusionarse a la irlandesa Allergan por unos 160 mil millones de dólares, los hacedores de Atamel y Viagra se abrazan a los hacedores de Botox y ambos se acurrucan bajo el nuevo paraguas corporativo más «sólido» de la industria.

Pero mientras unos se abrazan otros juegan más pesado en la pista donde no compiten los fabricantes de «curación» sino sus antagonistas. Algunos medios aseguran que Rusia vincula directamente a Bill Gates con la creación del Zika como arma biológica para esparcimiento del virus en regiones pobres de varios continentes. Los Rockefeller no aminoran el paso, la ATCC (la agencia de noticias de la República Popular Democrática de Corea del Norte) publica la patente del virus Zika como propiedad de la Fundación Rockefeller. Uno lo patenta y el otro lo desarrolla.

Monsanto también aparece involucrada en el virus del momento a través de Sygenta, el fabricante de insecticidas más grande del mundo. Junto a Oxitec, la compañía que diseña mosquitos genéticamente modificados y que en 2012 liberó millones de mosquitos en Brasil como parte de un experimento para mermar enfermedades contagiosas por plagas, y que resultó en lo que desde febrero del 2015 se conoce como Zika (cuatro años tuvieron que esperar para ver los resultados en la población), están tratando de vender la enfermedad. La investigación que señala la actuación de estas dos compañías en Brasil, asegura que el gobierno de ese país nunca tuvo datos precisos sobre «el impacto futuro» del procedimiento.

La experimentación con el mosquito Aedes Aegyti al estilo Oxitec es histórica, ha sido usado para inocular en poblaciones enteras cualquier tipo de enfermedades que puede transmitirse con ese vector. Un ejemplo de ello fue Cuba, en 1981 lo usaron para esparcir dengue hemorrágico, una forma de dengue desconocida hasta ese entonces y que enfermó a miles de cubanos y mató a más de cien. En su momento reseñamos este y otro caso (específicamente venezolano) en el análisis sobre la súbita aparición del virus Chikungunya en la región.

Oxitec trabaja mundialmente sin ningún tipo de control (salvo el que establezcan los países que tengan la desgracia de aceptar sus experimentos) e influyendo en sus propias regulaciones a través de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. ¿Cómo lo hacen? Es muy similar a lo que ocurre entre Monsanto y la FDA, varios de sus expertos tienen enlaces directos con la corporación. Si no me creen, revisen el reporte de Farmwar.

La venta sistemática de la muerte: raíz del virus Zika

Hoy la transmutación del Aedes Aegyti es planteada por Oxitec como solución ante el brote de Zika. Tampoco es la primera vez, ya fue probado en regiones como Islas Caimán, Malasia, Panamá y Brasil, su impacto en todas esas oportunidades fue deficiente. La maniobra consiste en liberar mosquitos machos que se apareen con las hembras silvestres y que los huevos de estas hembras generen larvas que morirán espontáneamente. Pero pese a la supuesta buena intención del procedimiento en sí, no existen reportes de éxito en el control del mosquito para evitar la propagación, por el contrario -y la rápida expansión hacia varios países lo confirman- son los habitantes de las poblaciones a experimentar las que comienzan a reportar signos y síntomas de enfermedades.

La guerra se sostiene en el éxito de sus corporaciones, en la venta sistemática de la muerte. La intención de estas compañías no es ayudar a nadie, es vender sus productos, revitalizar sus industrias, recuperar ingresos en medio del descalabro económico mundial y mantenerse a flote, pero a su vez las intenciones del 1% también van ejecutándose de manera brillante: diezmar de la forma que sea a la población que se acumula en los rebosados anaqueles del mundo y que hoy, como mercancía que somos, ya no les servimos a sus grandes intereses.

La salvación

Sanofi, farmacéutica francesa, presentó «un beneficio neto de 334 millones de euros, lo que significa un descenso del 75% con respecto al mismo periodo del año pasado», esto según un análisis de economía mundial que también refleja el estado de otras corporaciones. Sanofi pierde dividendos con los productos que más ganancias le generaban: su «fármaco superventas contra la diabetes, pues en Estados Unidos, Sanofi está obligada a bajar mucho el precio de ese medicamento para poder vender. Estas ventas son cerca del 20% de los ingresos de la empresa, y en concreto de ese fármaco han caído -13%», aseguran más adelante. Bueno, Sanofi Pasteur, la división de vacunas de Sanofi, pica adelante y comienza a mediatizarse como la salvadora contra el Zika, anuncian que comenzarán prueba experimentales y que en un año podría estar lista la vacuna.

La concreción de una vacuna, aunado a la paranoia mundial -azuzada mediáticamente-, significaría una gran bocanada de oxígeno para la industria farmacéutica, pues todos los países en riesgo estarían obligados a adquirir toneladas del suerito salvador, tal y como ocurrió hace siete años con la AH1N1 (gripe que acabaría con medio planeta y que ya hoy nadie recuerda). De igual forma, todas las empresas mencionadas anteriormente han apostado en la propagación del virus sus reservas económicas para salir del atolladero. Un dato preciso es necesario tener en cuenta: la expansión del virus Zika complica epidemiológicamente a la región; no por casualidad, son los países con dificultades económicas debido a la baja del petróleo las que advierten mayores cifras de contagio. Brasil y Venezuela específicamente son los más perjudicados, la agresión financieromediática permanente contra Pdvsa y Petrobras corroboran el plan de agresión para debilitar regionalmente a países que definen pasos certeros en la política y la economía global.

Otro riesgo está asociado al tratamiento mediático de la enfermedad

Viralizando el virus

Similar al brote de Ébola, la proyección del virus Zika a nivel mediático también se manifiesta bajo formas alarmantes en esta parte del mundo, más allá del riesgo epidemiológico que puede representar para cada país que reporte casos de contagio, es el tratamiento mediático para cada brote de alguna enfermedad lo que traza de manera reiterativa el alcance, peligrosidad y formas de prevención sobre la misma. Una población comienza a tener información en cada caso a través de los medios. Por ello, muchas veces resulta más peligroso el cómo se «publicita» una enfermedad, que los riesgos en sí mismos.

Pero el tratamiento mediático basado en los efectos clínicos de la enfermedad encubre el trasfondo real sobre la expansión de este virus. Estos datos aquí expuestos, que van desde sus financistas, su propagación y sobre todo el tiempo político en el que está ocurriendo, son evadidos deliberadamente por casi todos los medios que en el país hoy están «informando» sobre el virus.

Desde la microcefalia, el Guillain Barré, hasta el posible contagio vía contacto sexual, informaciones cruzadas muy a propósito por cierto, deben ser analizados por separado, hasta el día de hoy. Clínica o científicamente, no existe ningún dato real, fidedigno, que establezca que el desarrollo de estas patologías estén asociadas estricta y únicamente al Zika.

Son demasiadas las formas de alarma que, lejos de enfocar a la población en la prevención, instala un estado de paranoia desbordada, objetivo para sumir a las personas en estadíos de tensión permanente y al condicionamiento automático a responsabilizar de manera exclusiva a los gobiernos. Doctrina del shock.

Con el Zika se conjugan todos los sectores económicos del planeta en torno a una epidemia que, matando, salvaría industrias y capitales en riesgo. Desde Venezuela se plantean estrategias de prevención y masificación de datos informativos que aminoren la infofrenia y establezca en los venezolanos una conducta consciente; la conciencia como única arma objetiva contra la expansión del virus. Mientras seamos difícilmente manipulables, estas formas de agresión no convencional harán menos daño que el mosquito patas adecas.

 

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